Todos los españoles, con independencia de nuestra situación económica o de nuestra filiación a la Seguridad Social, tenemos derecho al Sistema Nacional de Salud. Sin embargo, aunque está universalizada la atención sanitaria, alrededor de 12 millones de personas (un 23,4% de la población) cuentan con un seguro privado de Salud, según los datos de Unespa. La facturación del sector superó en 2020 los 9.000 millones de euros, mejorando un 5,1% la cifra del año anterior, con un volumen de prestaciones que rondó los 6.300 millones de euros.
Las compañías aseguradoras comercializan en la actualidad un amplio abanico de pólizas de Salud para responder a las diferentes necesidades de los clientes, aunque es posible agruparlas en tres principales clases:
- Los de Asistencia Sanitaria (con o sin copago), en los que, a cambio del pago de la prima correspondiente, el cliente tiene acceso a un conjunto cerrado de servicios sanitarios sin más coste que el propio pago ya citado. Se trata de un seguro en el que la aseguradora asume los gastos de la asistencia sanitaria, pagando directamente al médico o reembolsando al cliente los gastos. De este modo, el asegurado puede recibir cobertura asistencial médico-quirúrgica, tanto primaria como especializada, de acuerdo a un cuadro de profesionales y centros propios o concertados con la compañía. Es posible complementar la modalidad de Asistencia Sanitaria con otras coberturas, como la de accidentes personales o la de indemnización o subsidio. Algunas pólizas ofrecen, además, la opción de copago, que permite al asegurado tener acceso a determinados servicios asistenciales si se abona una cantidad económica pactada en la póliza. Existen distintos seguros de asistencia sanitaria, como, por ejemplo, los dirigidos a particulares, los centrados en trabajadores autónomos o los seguros dentales.
- Los seguros de Reembolso de gastos médicos, en los que, además de poder presentar o no un cuadro médico de asistencia sanitaria, incluyen la opción para el asegurado de utilizar el servicio sanitario que escoja, de manera que la aseguradora le reembolsa un porcentaje de dicho pago. El cliente puede, de este modo, elegir libremente profesional médico y centro sanitario, aunque tendrá que anticipar el coste de los servicios médicos que luego trasladará mediante factura e informe médico a la aseguradora para su reembolso total o parcial, de acuerdo a lo que se refleje en el contrato de la póliza. Habitualmente, este tipo de seguro es válido en la parte del mundo en que se encuentre el cliente.
- Los de Subsidios (o enfermedad), que se ocupan de indemnizar diariamente al asegurado si este debe darse de baja por una hospitalización, por enfermedad o por cualquier otro motivo relacionado con la salud. De este modo, a través de estas pólizas se intenta compensar los ingresos que deja de obtener el asegurado en el supuesto de estar totalmente incapacitado para realizar su trabajo habitual como consecuencia de una enfermedad o un accidente. Y es que, por ejemplo, durante una hospitalización se generan una serie de gastos con los que hay que contar, como los desplazamientos, las dietas de la persona que nos acompaña o el cuidador para los hijos. Estas pólizas se ocupan de cubrir estos y otros gastos para tranquilidad del asegurado.
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