Uno de los padres fundadores de Estados Unidos, Benjamin Franklin, acuñó hace más de doscientos años una frase que afirma que “la paz y la armonía constituyen la mayor riqueza de la familia”. Y es que, si algo nos preocupa a la inmensa mayoría de los ciudadanos, es que los nuestros, en especial nuestros hijos, estén protegidos ante cualquier vicisitud que pueda ocurrir.
En el caso de la salud, aunque España puede presumir de unos servicios sanitarios públicos del máximo nivel no es menos cierto que cuando llega el momento de, por ejemplo, una intervención quirúrgica o acudir a un especialista determinado, la amenaza de entrar en una lista de espera muy larga se convierte en una opción muy plausible.
Ante estas y otros tipos de incidencias, contamos con la posibilidad de suscribir un seguro de salud que incluya a toda la familia, aunque, como en cualquier otro ámbito, conviene informarse primero bien de las condiciones de lo que pretendemos contratar y optar por el producto que mejor se acomode a nuestras necesidades.
De hecho, lo primero de todo es escoger entre si deseamos un seguro de salud al uso (que suele incluir atención médica primaria y acceso a especialistas, pruebas médicas, asistencia a domicilio y hospitalaria o coberturas en el extranjero, entre otras) o un seguro médico de asistencia sanitaria (que, por norma general, facilita al asegurado acceder a un determinado número de centros y profesionales médicos, y en el que cada vez más se utiliza la fórmula del copago).
A pesar de que puedan existir otros productos y servicios complementarios, los seguros de salud familiares seguirán siendo cada vez más importantes, porque aportan una amalgama de beneficios muy relevante, como:
- El acceso a tratamientos médicos de calidad y muy innovadores, con acceso a tratamientos y técnicas de última generación que pone a disposición de los usuarios la sanidad privada.
- Libertad de elección, tanto de médicos como de especialistas, pudiendo escoger entre un amplio cuadro de profesionales y teniendo la opción de recibir una segunda opinión ante cualquier patología o la posibilidad de llevar a cabo una intervención quirúrgica.
- Comodidades y servicios de valor añadido, como atención 24 horas, consulta online de dudas médicas (también a través de app o, incluso, por videoconferencia y chatbot), visitas a domicilio,… Es decir, que permite compatibilizar la atención sanitaria de calidad con la vida familiar.
- Tiempos de espera sensiblemente más reducidos que en la medicina pública, tanto en la realización de pruebas y análisis como en la obtención de resultados, pasando por el uso de los servicios de urgencias o la cita con especialistas.
- Amplia cobertura geográfica. Los seguros de salud cubren todo el territorio nacional, y, muchos de ellos, incluso ofrecen asistencia sanitaria en distintas partes del mundo.
- Se adaptan a todos los perfiles de familias, de acuerdo a su presupuesto y posibilidades, a la situación particular de sus miembros e, incluso, a sus particularidades laborales, por ejemplo, si uno de los usuarios es autónomo.
- Apuesta por la medicina preventiva, como, por ejemplo, la realización de chequeos, que son muy importantes para la detección precoz de posibles problemas de salud y, con ello, mejorar la evolución de cualquier patología.
- Hospitalización más cómoda que en el caso de la sanidad pública, ya que, además de disponer de habitación propia es bastante factible que podamos disfrutar de cama adicional para la persona que elijamos.
Como en otros segmentos del mercado asegurador, existen un sinfín de productos entre los que podremos escoger, buscando no solo la mejor relación calidad/precio sino, también, que se incorporen ciertas coberturas extra, como el seguro dental o determinados servicios, entre los que cabría destacar la fisioterapia, la psicología, la rehabilitación o la logopedia.
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