Los planes de pensiones individuales son productos de ahorro que intentan ayudar a sus partícipes a crear un colchón económico suficiente para la jubilación. Tradicionalmente, han sido una de las fórmulas económicas más habituales para conseguir complementar la futura pensión y optar a tener una vejez tranquila y sin sobresaltos. Sin embargo, en los últimos años el Gobierno está reduciendo el incentivo fiscal de los planes de pensiones individuales mientras está aumentando el de los planes de empleo.
Desde enero, las aportaciones deducibles para los planes de pensiones individuales se reducen en 500 euros con respecto a 2021, de tal manera que el límite de aportaciones deducible para estos productos de ahorro se sitúa en los 1.500 euros anuales. Por el contrario, los productos colectivos de ahorro y los planes de empleo ven cómo sus desgravaciones suben de los 8.000 a los 8.500 euros. Cabe recordar que la aportación a los planes de empleo es compatible con el ahorro destinado a los planes de pensiones del sistema individual por lo que, si se combinan ambas posibilidades, un trabajador puede elevar sus aportaciones deducibles hasta 10.000 euros al año.
Los planes de pensiones permiten a sus partícipes ahorrar en el largo plazo. Además de sus beneficios fiscales, gozan de otra serie de ventajas, como su liquidez (ya que es posible cobrarlos en casos excepcionales de invalidez, jubilación, fallecimiento, dependencia, paro de larga duración o por una enfermedad grave propia o de un familiar directo). Además, se trata de productos que son muy flexibles en cuanto a sus aportaciones y, desde un óptica sucesoria, cabe reseñar que tributan por rendimientos del trabajo en el momento en que se cobran y no por sucesiones cuando ocurre el fallecimiento como sucede en el resto de productos financieros.
La limitación de una fiscalidad ventajosa a los planes de pensiones individuales hace que estos estén perdiendo gran parte atractivo para muchos ahorradores. Por su parte, los planes de pensiones de empleo presentan un problema importante y es que no están al alcance de todo el mundo, especialmente para la mayoría de los profesionales autónomos y de los funcionarios. Para intentar solucionarlo, el Ejecutivo ha aprobado la creación de un fondo de pensiones de empleo, que estará abierto a las gestoras privadas, aunque todavía tiene que concretarse para estar plenamente operativo.